La nueva etapa de la vida que redefine la madurez, conocida como madurescencia, está cambiando la forma en que las personas y las empresas perciben esta fase. Según Ximena Díaz Alarcón, cofundadora de Youniversal, la madurescencia es un concepto emergente que invita a repensar la etapa media de la vida como un período de autodescubrimiento y crecimiento personal. Este término refleja la realidad de un mundo donde la longevidad permite a las personas experimentar muchos más años de adultez que de niñez.
Díaz Alarcón explica que la madurescencia tiene paralelismos con la adolescencia, incluyendo cambios significativos en la identidad y en las relaciones con los demás. Sin embargo, a diferencia de la adolescencia, las personas en esta nueva etapa ya cuentan con una vasta experiencia que les permite enfrentar los desafíos de la vida de manera más efectiva. Este cambio cultural no solo afecta a los individuos, sino que también plantea importantes implicaciones para las empresas.
Las organizaciones deben adaptarse a este nuevo contexto implementando planes de mentoría inversa, donde se valora la sabiduría de diferentes generaciones. Esto implica que las marcas deben ir más allá de la segmentación etaria y desarrollar propuestas de valor que respondan a un enfoque post-sociodemográfico. La inteligencia intergeneracional se convierte así en un componente clave para el éxito organizacional, fomentando un ambiente de trabajo inclusivo y diverso.
La inteligencia intergeneracional no solo mejora la cohesión dentro de las empresas, sino que también actúa como un motor de innovación. Al integrar diferentes perspectivas y experiencias, las organizaciones pueden abordar problemas complejos de manera más efectiva y adaptarse rápidamente a los cambios del mercado. Esto es especialmente relevante en un entorno empresarial que evoluciona constantemente.
A través del TRENDLAB de Youniversal, se han identificado varias claves de acción que las marcas pueden implementar. No caer en clichés y trabajar según las particularidades de distintos perfiles son pasos fundamentales para tener éxito en esta nueva realidad. Es esencial mostrar una visión positiva pero realista de los desafíos que implica esta nueva madurez y reconocer el recorrido personal de los consumidores, quienes en esta etapa de vida ya tienen claro qué les gusta y qué esperan del consumo en diversas categorías.
Fomentar un ambiente de trabajo inclusivo y respetar la diversidad etaria no solo contribuye a una mayor satisfacción y retención del talento, sino que también proporciona un marco en el que todos los empleados pueden prosperar. La madurescencia, al igual que la adolescencia, es un período de transición y autodescubrimiento, pero con la ventaja de la experiencia acumulada. Este nuevo enfoque no solo redefine cómo las personas viven y envejecen, sino que también desafía a las marcas y empresas a adaptarse a esta nueva realidad.