Cosmeticorexia: la peligrosa obsesión por la belleza desde la infancia
- Autor: Staff CQAPÚltima Actualización: 2025-05-31 - 15:07:00
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- El fenómeno de la cosmeticorexia crece entre jóvenes, influenciado por redes sociales y estándares estéticos irreales que afectan su autoestima.
El auge de la cosmeticorexia es un fenómeno preocupante que se ha incrementado en los últimos años, especialmente entre niñas y adolescentes. Esta tendencia, que se caracteriza por una obsesión por la apariencia y el uso excesivo de productos cosméticos, ha sido impulsada en gran medida por la influencia de las redes sociales. Cada vez es más común ver a menores compartiendo rutinas de cuidado facial y maquillaje, utilizando productos que no son apropiados para su edad, como serums y cosméticos antiarrugas.
Según Ximena Díaz Alarcón, CEO y cofundadora de Youniversal, consultora especializada en investigación y tendencias, el crecimiento del mercado del cuidado personal responde a un deseo de preservar la apariencia y alcanzar estándares estéticos exigentes. Este deseo se manifiesta principalmente en personas de entre 20 y 35 años, quienes sienten una mayor presión por cumplir con ideales de belleza muchas veces irreales.
Los estudios han demostrado que la exposición constante a estos estándares estéticos puede generar problemas de salud mental, como ansiedad y baja autoestima. Díaz Alarcón menciona que el 35% de las niñas entre 9 y 12 años ya usa productos cosméticos, lo que refleja la normalización de esta práctica a edades muy tempranas. Además, el 19% de estas niñas ha manifestado incomodidad con su imagen, deseando modificar algún rasgo de su apariencia.
Otro factor que contribuye a la cosmeticorexia es el papel de los influencers en redes sociales. Estos promueven rutinas de belleza complejas y sofisticadas que son imitados por los jóvenes, reforzando la idea de que es necesario mejorar constantemente la apariencia. A esto se suma el uso de filtros que alteran la imagen personal, creando una versión idealizada de uno mismo. Este fenómeno resulta especialmente nocivo y genera una presión desmedida, sobre todo entre adolescentes, afirma Díaz Alarcón.
Con el avance de la inteligencia artificial, las imágenes creadas digitalmente pueden parecer indistinguibles de la realidad, lo que plantea nuevos desafíos para la percepción de la belleza. Díaz Alarcón sugiere que es fundamental avanzar en regulaciones y fomentar la autorregulación de marcas y plataformas, para que el público pueda identificar cuándo una imagen ha sido modificada digitalmente. A pesar de esto, también se observa un creciente interés por la autenticidad, donde las nuevas generaciones valoran lo genuino en un mundo saturado de imágenes manipuladas.
Por último, es crucial que tanto familias como escuelas trabajen para promover una relación saludable con la belleza y el autocuidado en los jóvenes. Es fundamental que se enseñe a interpretar de forma consciente la publicidad y las estrategias de las marcas, concluye Díaz Alarcón. A medida que las marcas desarrollan líneas específicas de cosméticos para adolescentes, la educación y la crítica se vuelven esenciales para ayudar a los jóvenes a navegar por este complicado panorama.