El etiquetado energético en ventanas: una revolución silenciosa hacia la eficiencia
- Autor: CQAP StaffÚltima Actualización: 2025-07-10 - 23:31:00
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- El etiquetado energético para ventanas se convierte en una herramienta clave para el ahorro energético en Argentina, aunque su adopción enfrenta desafíos significativos.
En un mundo donde la conciencia sobre el ahorro energético es cada vez más prominente, herramientas como el etiquetado de eficiencia energética en productos de consumo se han vuelto indispensables. Así como los consumidores se fijan en las etiquetas de electrodomésticos, las ventanas también cuentan con su propio sistema de clasificación, una guía fundamental para elegir ventanas que garanticen confort y ahorro. Las ventanas, junto con otras aberturas, son los puntos más débiles de la envolvente de un edificio. Se calcula que entre el 25% y el 35% de la energía utilizada para climatizar un hogar se pierde a través de ventanas de baja calidad o mal instaladas.
La etiqueta de eficiencia energética para ventanas es un sistema de clasificación que informa de manera clara y visual sobre el rendimiento de una ventana en términos de aislamiento. Utiliza una escala de letras, generalmente de la A (más eficiente) a la G (menos eficiente), similar a la de otros productos. Esta clasificación se basa en factores técnicos clave como la transmitancia térmica, que mide la cantidad de calor o frío que se escapa a través de la ventana.
Argentina avanza en la implementación de políticas de eficiencia energética, y el etiquetado de ventanas se presenta como una pieza clave, aunque su adopción masiva aún enfrenta importantes desafíos. Mientras que la normativa existe y los beneficios son claros, la falta de obligatoriedad y el desconocimiento generalizado ralentizan un cambio crucial para el ahorro energético del país, comenta Miguel García, director ejecutivo de la Asociación Argentina del PVC (AAPVC).
Cuando se busca la máxima eficiencia energética, el material del marco de la ventana juega un papel fundamental. El PVC se ha posicionado como un material líder gracias a sus propiedades aislantes inherentes. A diferencia de materiales como el metal, que es un conductor térmico, el PVC es un aislante natural que minimiza la transferencia de calor o frío entre el interior y el exterior de la vivienda. Esto se traduce directamente en una menor necesidad de calefacción en invierno y de aire acondicionado en verano, lo que puede generar ahorros de hasta un 50% en comparación con ventanas de aluminio.
El país cuenta con un marco normativo voluntario desde hace varios años, impulsado por la Secretaría de Energía y basado en la norma IRAM 11507-6, similar a la de los electrodomésticos, permitiendo a los consumidores conocer de antemano el rendimiento térmico de una ventana. Sin embargo, la aplicación de esta herramienta es, por ahora, voluntaria. Esto significa que no todos los fabricantes están obligados a certificar y etiquetar sus productos, lo que crea una disparidad en el mercado y limita el acceso de los consumidores a información vital.
Diversos estudios y datos del sector energético y de la construcción muestran un cuadro claro de la importancia y el potencial de esta medida: el sector residencial en Argentina es responsable de aproximadamente el 25% del consumo total de energía del país. De ese porcentaje, se estima que entre el 35% y el 40% se destina a climatización (calefacción y refrigeración). La implementación de ventanas eficientes, como las de PVC con Doble Vidriado Hermético (DVH), podría generar un ahorro de hasta un 70% en el consumo energético destinado a la climatización en comparación con ventanas antiguas de marco metálico y vidrio simple. Un estudio realizado por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) comparó una vivienda social estándar con una acondicionada térmicamente (incluyendo ventanas eficientes). Los resultados mostraron una reducción del 75% en la demanda de calefacción y un 45% en la de refrigeración en la vivienda mejorada.
El principal obstáculo para la masificación del etiquetado es su carácter voluntario. Como parte del sector de la construcción consideramos que la obligatoriedad es el paso necesario para transformar el mercado, permitiendo brindar información clara, incentivando a los fabricantes a mejorar la eficiencia de sus productos y ayudando al país a alcanzar sus objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y de uso racional de la energía, agrega García y concluye, Los profesionales de la construcción debieran seleccionar el tipo de abertura adecuada a la región del país que corresponda y tanto ellos como los propietarios de viviendas exigir al carpintero la etiqueta correspondiente. Esto vale tanto para viviendas nuevas o en caso de renovación de aberturas.
Finalmente, para aquellos que deseen comparar la calificación energética de la ventana, ingresando al aplicativo oficial, profesionales y consumidores pueden conocer el comportamiento energético de la ventana y obtener su correspondiente Etiqueta de Eficiencia.